Transitábamos el final de nuestro viaje a Galápagos, recorriendo la última isla después de varios días de mucho andar. Habíamos caminado muchísimo, hacía calor, y aquel paseo comprendía unos cuantos km. Cuando parecía que habíamos llagado, nos dimos cuenta que aún faltaba.. y faltaba muchísimo, pero ahora debíamos subir peldaños por un camino angosto, incómodo y sin sombra, fue entonces cuando Bruno decidió no subir más, porque en su opinión no iba a encontrar algo diferente a lo que ya había visto y estaba cansado, así que decidió sentarse a descansar y esperarme. Yo seguí, porque soy testaruda y quería completar el camino, aunque en el fondo sabía que él tenía razón, pero, como siempre, afloraba ese instinto por terminar cada cosa que empiezo, como un mandato en voz en off de -jamás abandonar y siempre seguir hasta el final- aún cuando ya estaba convencida de que aquella cima a la que me dirigía no sería nada espectacular. De todas maneras continué, y mientras seguía esforzándome por subir, me topé con este cartel de stop, clavado prácticamente en el medio de la nada, en ese momento algún otro instinto interior me llevo a sacarle una foto, quizás eran las pocas ganas de seguir de mi inconsciente o tal vez fue mi cuerpo que necesitaba detenerse y respirar, entonces decidí tomar la foto de lo más espectacular que iba a ver en todo ese medio día -aunque aún no lo sabía- y pensé: Cuándo es el momento de frenar? Cómo identificar aquellas señales internas que nos guían el camino? Cuándo es SI y cuándo NO? Será que siempre debemos seguir hasta el final o a veces uno puede darse cuenta de que en realidad necesita hacer un STOP para detenerse a respirar? Será que nos da miedo detenernos a pensar?.. Creo que, al fin y al cabo, son esos momentos los que nos van a recordar que estamos vivos, respirando y continuamente tomando decisiones y tomar decisiones da miedo, ese miedo a equivocarnos y a tener que arrepentirnos. Finalmente, Bruno y mi yo interior tenían razón, el final del recorrido no tenía nada especial y mientras volvía haciendo el camino inverso me topé con él junto al cartel, confirmando una vez más que a veces frenar no está tan mal.

𝘗𝘰𝘳 𝘊𝘢𝘮𝘪𝘭𝘢 𝘡𝘶𝘤𝘤𝘢𝘵𝘰 ✎..